"... el ser menos conduce a los oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó. Lucha que solo tiene sentido cuando los oprimidos, en la búsqueda por la recuperación de su humanidad, que deviene una forma de crearla, no se sienten idealistamente opresores de los opresores, ni se transforman, de hecho, en opresores de los opresores sino en restauradores de la humanidad de ambos. Ahí radica la gran tarea humanística e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y a liberar a los opresores. Éstos, que oprimen, explotan y violentan en razón de su poder, no pueden tener en dicho poder la fuerza de la lieración de los oprimidos ni de sí mismos. Solo el poder que renace de la debilidad de los oprimidos será lo suficientemente fuerte para liberar a ambos."
- Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI.
En la razón hay fuerza. En la fuerza hay poder. El poder no es violento per sé. El poder puede (y debe) no ser violento.
Violencia genera violencia. La violencia no solo son golpes, también pueden ser acciones, palabras. Estamos en tiempos dónde la violencia la encontramos día a día. Dejemos de crear violencia. Existen otras formas de ser fuertes, de tener (y repartir) poder. Las luchas de (nosotros) los oprimidos pueden no ser violentas.
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