viernes, 29 de agosto de 2014

Ayer me acordé de hace unos meses que te conocí. Me daba mucho miedo lastimarte, te veías tan frágil, tan pequeño... Pensaba que si hacía algún movimiento brusco podía hacer que algo te pasara, que algo me podía salir mal. Pero estabas ahí, tan solo, tan triste. Yo no podía vivir con la idea tu soledad, con el recuerdo de tu llanto constante. Me llamaste. Algo hiciste resonar en lo más profundo de mi vida que me hizo voltear a verte como yo nunca antes había visto a alguien. Te quise desde el primer momento que te tuve entre mis manos. Te amé. Quise hacer eso no solo por esa vez, sino por otras muchas: sostenerte.
Todavía me acuerdo de cómo el sentir el calor de mi cuerpo llenaba el tuyo de tranquilidad y esa tranquilidad me llenaba a mí de alegría. Me decían que estaba mal, que te iba a hacer un daño más grande al tenerte tanto tiempo a mi lado, pero yo siempre supe que eso era mentira, que no había forma de hacerte sentir seguro que con mi propio cuerpo para protegerte... de los fríos, de los vientos, de los dolores, de los males...
Me da gusto verte tan grande, tan fuerte, tan sonriente, tan seguro. Me da gusto porque sé que entonces funcionó. Me haces sentir que al menos algo de lo mucho o poco que pude hacer, valió la pena. Me haces sentir que mi dedicación trajo frutos para ti y eso me llena de formas increíbles, no tienes idea de lo bien que me haces sentir.
También me acuerdo de mí todos los días, pensando en qué nuevas formas tenía yo para demostrarte que ahí estaba, que no me iba, que te cuidaba... Tus sonrisas al despertar, al verme llegar y al verme cerca son la forma en la que me enseñas que todo eso valió, que logré hacer algo bien, para ti.
¿Te acuerdas cuando se me ocurrió que cantarte sería quizás una forma de llegar a ti? Yo jamás voy a olvidar tus ojitos fijos en los míos, tu mirada atenta, como tratando de descifrar lo que mis palabras quería decir. Yo te canté feliz. Esperaba que todas esas cosas que te decía llegaran a tu corazón. Yo por ti canté y se me olvidó el resto de mundo y solo estábamos tú y yo y esas melodías que yo tenía para ti.
Todos los días al llenarte de besos y abrazos y decirte lo guapo y hermoso que eres, por dentro y por fuera, todos esos días el mundo no importaba, solo estabas tú. No había más, solo tú.
Me da mucha felicidad saberte tan completo, tan listo. Me llevo tu sonrisa en la memoria, también el sonido de tus balbuceos, el color de tus ojos, el tamaño de tu cuerpo, el calor de tus abrazos.
Pero también me llena de tristeza saber que no puedo hacer más, saber que en este mundo hay límites y que el mío llegó. Si yo pudiera seguiría dándote amor y llenándote de vida siempre; pero tenemos limitantes. Me llena de tristeza pensar que creas que me fui nadamás porque sí, que me olvido. Espero que en tu corazón siempre tengas presente que en ningún momento mi intención es esa. Espero, porque no me queda nada más que hacer que enviarte amor, recordarte y esperar que seas siempre muy feliz, que seas siempre muy fuerte, que estés siempre completo.



"Tengo tiempo, tengo corazón, tengo vitaminas para darte, para darte ya. 
Cada verso es declaración del amor que tengo que expresarte y quiero darte, quiero darte ya.
Ya no temas déjate llevar, es hora de parar de paranoia interna.

¿Qué te da de pensar que un día me voy? ¡No es así!
Tiene tiempo de que estoy aquí, haciéndote una pila de canciones pa' robarte y robarte ya de la cabeza el miedo..."

lunes, 25 de agosto de 2014

Reflexión


Quiero verte volar

"If you're attatched to something, then you are a bird that cannot fly. And no one goes into a petstore and say: 'Hey! I'd like a bird that cannot fly.' "
Por eso lo único que me voy a llevar de ti conmigo,
es tu sonrisa grabada en mi corazón.
Me voy tranquila. Sabiendo que pude hacer tus días 
felices, que fui yo quien estuvo allí cuando más necesitabas 
de alguien para velartu sueño, para protegerte, para 'apapacharte'.
En pocas palabras, para amarte.