Soy bien Grinch porque solía amar esta temporada con todo lo que soy. Amaba pasar tiempo en famili y ser bonita, ponerme ropa bonita, cenar "rico", dar gracias a DIOS por otro año, rezar y cantar las canciones de la temporada, saludar a la gente, abrazar y decir "Feliz Navidad!", hacer intercambios familiares, comprar cosas mínimas -detalles, pues- a mi familia, hacerles tarjetas navideñas, sonreir, adornar, ver foquitos por todos lados, ir a misa y disfrutarla... Solía hacerlo.
Pero con el paso del tiempo, mis Navidades en familia se fueron haciendo muy tediosas. Empezando porque mi familia cada vez es más cuadrada que lo que el mundo verdaderamente es y parecen vivir como en una burbuja en la cual yo nunca entraré porque tengo muchas espinas en el cuerpo, con lo que rompería la burbuja. Siguiendo porque cada día leo y me entero de nuevas cosas que me hacen DUDAR de la Iglesia, de la Navidad, de Dios mismo. Tercero porque en Navidades anteriores me han dado las PEORES noticias de mi vida, la que más recuerdo es esa en la que celebraba a la familia y en la cual me enteré de que la mía quizá nunca existió o se deshacía en un instante.
Y yo odio que me obliguen a hacer las cosas. Odio que quieran hacerme creer en cosas que NO son ciertas. Odio que me hagan usar ropa "adecuada" para la ocasión, ¿qué mierda es esa de estrenar tus mejores ropas para algo que no te mueve? Odio tener que "rezar" y contestar cosas que yo la verdad no creo, si Dios verdaderamente existe, soy una pinche hipócrita con cada oración que le digo porque no la digo de corazón.
Odio ser doble cara y decirles a todos "Buen día, feliz navidad" cuando me desean eso a mi también porque simplemente no me gusta. Me siento un poquito más real cada vez que a algún chofer de camión o taxi le doy las Gracias por llevarme o cuando por el gusto de hacer feliz a algun extraño/a le sonrio cuando voy por la calle. Soy más feliz comiendome un elote asado y una coca en un día de verano que comer "comida fina" esta noche, ni tan siquiera es tan buena, los gustos como esos deberíamos darnoslos cuando tengamos antojo, que tal si me muero mañana y ya no me comí la costilla ahumada que tantas ganas tenía porque la debía esperar para Navidad...
Bueno ya, necesitaba desahogarme.
Buenísimo, tiene una dualidad muy muy chida.
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