viernes, 17 de abril de 2015

Daría un brazo por vos...

Hola Gabi.
Yo creo que para este punto de la vida quizás ya no recuerdes mi tono de voz, ni la forma de mi cara; anhelo mucho que quizás recuerdes mi aroma, mi escencia.
Hace un año, era jueves y tú llegaste a Conecalli en algún momento de este día. Recuerdo que en ese tiempo todavía tenía una materia que cursar en la universidad, por tanto, te conocí el viernes 18 de abril. Quién iba a decir que me ibas a cambiar la vida así de drásticamente desde aquel día.
Como en aquel tiempo yo tenía la cabeza en mil cosas, no fue sino hasta un mes o dos después de tu llegada (cuándo yo ya sentía todo el amor que siento por ti) que me di cuenta de la fecha de tu nacimiento: 17 de abril del 2014, justo siete días después de mi cumpleaños número 22, ¡qué cosas! ¡qué sorpresa me llevé cuándo descubrí que fuiste cómo un regalo que la vida había elegido para mí! Entonces pensé que siempre, siempre, siempre, año con año, iba a pensar en tu día especial pues está siempre justo después del mío. Siempre celebraremos el mismo día de una semana antes y una semana después. Siempre vamos a compartir el mes, las lunas, el signo zodiacal (sí de algo nos sirve), el clima, las temperaturas, los azules primaverosos de los cielos. Siempre vamos a compartir esta existencia tan cercana la tuya de la mía y la mía de la tuya.
Gabi, de veras espero que tu vida siempre sea feliz, que tu existencia sea importante en este mundo, que así de fuerte cómo te recuerdo sean tus pies, tus piernas, tus manos, tus sentires, tus pensamientos, tus emociones y tus sueños. Espero que siempre encuentres amor en cualquier lugar que estés, que nunca dejes de brillar y hacer cálida la vida de aquellos quiénes te amen y a quiénes ames. Deseo con todo mi corazón que siempre seas grande, que siempre tengas sueños y metas gigantes y que cumplas todo lo que te propones. Que el éxito ronde tu vida. Que los fracasos solo aparezcan para enseñarte a seguir adelante, que siempre que caigas te levantes con más fuerzas que antes. Que vivas y disfrutes de todo lo que esta vida tiene para ofrecernos y que tengas las posibilidades (en todos los sentidos) de expandir tus horizontes. Que siempre sepas que antes que el resto del mundo estás siempre tú y que vales todo lo que existe en este mundo por el único hecho de existir. Que nunca te falte salud, que nunca te falte fé en ti mismo. Que nunca te falte amor.
Desde aquí dónde estoy yo, quiero desearte el más feliz de los cumpleaños. Con mi corazón te mando el más fuerte de los abrazos y el más grande de los besos. Recuérdame, Gabi, que yo te recuerdo siempre, siempre, ¡¡siempre!!
Gracias por llenar mi vida el tiempo que compartimos juntos. Te quiero muchísimo. Te llevo en mi memoria todos los días de mi vida y te juro que no hay día de esta mi vida que yo no piense en mandarte los mejores deseos.

Feliz primer año de vida.

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